OTROS ESCENARIOS DE APRENDIZAJE
Publicación de Huerto Alegre en Cuadernos de Pedagogía-473- 2016

“La vida es una realidad compleja, fruto de interacciones muchas veces sutiles. Para comprenderla necesitamos sumergirnos en ella con los cinco sentidos. La vida no cabe en un libro”(1)

Vivir unos días al ritmo de la naturaleza, en contacto con una realidad distinta, ayuda a los niños y niñas a abrir sus sentidos, a estar presentes y a potenciar su autonomía, su autoconocimiento y su creatividad. Estas experiencias vitales fortalecen el pensamiento ecológico y conectan a los más pequeños con el medio ambiente, algo que les permite conocer de cerca su funcionamiento y aprender a respetar su equilibrio.

Kikirikiiii, el día ya está aquí…

¡Nos ha despertado el gallo! gritan los niños y niñas mientras corren por la pradera; la brisa fresca de la mañana y el sol que comienza a aparecer tras las montañas, proyectando largas sombras en la hierba, con su sugerente luz dorada, les invita a jugar, a saltar, a dar volteretas… cuánta emoción. Visitan a los animales de la granja que se desperezan y se preparan para un nuevo día, los observan con expectación y asombro, deseando que llegue el momento de cuidarlos y conocerlos mejor.

En la sierra de la Almijara

Estamos en la granja escuela Huerto Alegre, a 1.200 metros de altitud, en un antiguo cortijo andaluz reconstruido; rodeados de montañas y bosques, entre la ciudad de Granada y el mar.

Grandes ventanales nos permiten disfrutar del paisaje, con sus cambios estacionales. La arquitectura tradicional del edificio y una cuidada restauración para su nuevo uso didáctico, nos regalan una imagen en armonía con el entorno, que invita al sosiego.

En el interior espacios para dormir, salas con rincones para jugar y conversar, una biblioteca, una chimenea, talleres para experimentar…nos acogen por unos días, para vivir y aprender en la naturaleza.

En el exterior, una enorme huerta ecológica, con todo tipo de hortalizas, almendros y nogales que dan sombra y unos establos, donde viven los animales domésticos de la granja.

Los animales de la granja: cuidados, emociones, preguntas…

Un cabritillo que acaba de nacer

Después de un buen desayuno,  es el momento de alimentar a los animales, limpiar sus cuadras, retirar el estiércol, ordeñar, recoger los huevos de las gallinas, sacar a pastar a las cabras y ovejas…cuántas tareas emocionantes.

Todos los sentidos se abren ante tanta expectación: la mirada viaja interiorizando los detalles (pelo, plumas, patas, pezuñas, hocicos, picos, formas, tamaños, movimientos…) situándolos a la vez en su contexto, en un proceso de ida y vuelta constante; el olfato se recrea en los nuevos estímulos, cada animal, desprende un olor especial, muy intenso; la piel “se pone de gallina” ante el ambiente y las sensaciones de cada espacio. Con sus manos experimentan el «con-tacto» de otras pieles, al acariciar a los animales e intentar comprender su mundo, su modo de vida, sus necesidades, su función en la granja. La curiosidad, la atención, el interés, las preguntas se desencadenan con naturalidad entre el grupo de niños y niñas.

 

 

Empieza la aventura de “VIVIR”

Sacar a los animales a pastar

Canela, la yegua

A las yeguas hay que cepillarlas cada día. Canela tiene un color anaranjado, con pequeños lunares negros; Menta es blanca y gris. Las dos son tranquilas, al principio da miedo acercarse, pero poco a poco vamos tomando confianza y las acariciamos, primero con las manos y luego con el cepillo. Tienen la piel suave y cálida, se dejan tocar y cuidar. Huelen a establo, a veces nos tapamos la nariz del olor tan fuerte. La burra Jara es pequeña, serena e impasible, como una flor. Las tres son inseparables.Las dejamos en un prado con mucha hierba. En silencio las observamos, nos fijamos en los movimientos que hacen con la boca para cortar la hierba y en el ruido que producen; a veces nos miran, con sus ojos grandes y redondos, sin perder bocado. Nos analizamos mutuamente. Sabemos que Canela está preñada, tendrá un potrillo dentro de 11 meses. Sería precioso verlo nacer.Las yeguas son animales mamíferos, como las cabras, las ovejas, las vacas…y las personas. Nos ha sorprendido sabernos en la misma categoría, pero después lo hemos entendido, las personas nos reproducimos igual que todos los animales mamíferos, ¿somos animales entonces? ¿la única diferencia es que pensamos, hablamos y tenemos conciencia? Qué interesante, tendremos que reflexionar más sobre todo esto.

 

Ordeñar a la vaca

Berta, nuestra vaca

Cuando nació Tea, la primera ternera de la granja,  le regalamos una canción…

“Al despertar, qué me pasó la vaca Berta se preguntó,
dónde estará y que se yo, mi gran barriga se me esfumó.
Hola, por fin, aquí estoy yo, moviendo el rabo Tea, saludó.
Pues nueve meses que me costó, Berta la vaca le contestó” (2)

Ahora tenemos al ternero Tardón, ¡nos hizo esperar tanto antes de nacer!
La vaca Berta, alimenta a su hijo con su propia leche, Tardón se acerca, siempre que quiere, a mamar. Aun así, cada día, cuando la ordeñamos nos ofrece 20 litros. Con ella, elaboramos queso, mantequilla, yogur, y tomamos un delicioso desayuno, después de hervirla muy bien. Está riquísima, aunque tiene un sabor muy diferente a la que tomamos en casa.

Para ordeñarla la llevamos a una sala especial, limpia, y amplia. Con nuestras manos y agua  lavamos sus ubres, y probamos a sacar la leche ¿sabéis que se siente? euforia, miedo, temor por hacerle daño y alegría cuando sale; es muy difícil, pero merece la pena intentarlo. Luego le colocamos la ordeñadora  que extrae bien toda la que tiene. Hay que tener mucho cuidado, si no se ordeña bien puede desarrollar una enfermedad que se llama “mastitis”.

Nos ha sorprendido mucho que la leche esté caliente, “es porque la ordeñadora está enchufada a la electricidad”, ha dicho alguien, pero no es por eso, es porque la vaca es un “animal mamífero” de sangre caliente. Cuánto estamos aprendiendo, qué sensación más sorprendente, pensábamos que estaba fría.

Berta es blanca con grandes manchas negras, se pasea por su gran corral al aire libre,  con libertad, con su ternero. Come paja y alfalfa en su pesebre y a veces hierbas de desbroce o restos de cosechas de la huerta. Las vacas  toman grandes cantidades de comida a lo largo del día, que por la noche mastican-digieren en su complejo estómago. Son animales rumiantes y herbívoros.

Restos de comida para los cerdos, se lo comen todo

Epi y Blas, son los animales preferidos de niños y niñas. Son rosados y su encrespado pelo, no les cubre todo el cuerpo, por eso se puede apreciar la piel que hay debajo. Tienen unos hocicos muy peculiares, redondos con dos agujeritos para respirar, y la boca grande, debajo. Comen de todo, son omnívoros. Se alimentan de los restos de nuestras comidas (verduras, carne, pan…).Todos los días les traemos un cubo lleno. En la granja nunca tiramos nada, todo se aprovecha.

La pocilga huele muy mal, pero nos gusta entrar y limpiarla. Si nos fijamos bien, los cerdos dejan sus heces, en el mismo sitio, siempre, para no ensuciar todo el espacio donde viven, el problema es que en las granjas de producción intensiva, las pocilgas están repletas de cerdos y casi no se pueden mover.

No nos gusta que los animales estén en explotaciones ganaderas, hacinados, sin condiciones ambientales e higiénicas apropiadas. Hemos realizado un debate mientras observábamos a los cerdos ¿Los animales sienten como las personas? No hemos llegado a ningún acuerdo, pero la mayoría pensamos que tienen sentimientos y sufren. Estamos adquiriendo muchos conocimientos sobre los animales, la naturaleza, las personas y sus relaciones; a la vez, construimos en nuestro interior un “pensamiento ecológico”.

Cloe, la gallina más cariñosa

Gallinas, patos, ocas, y otras aves de corral

Coger las aves de corral, tocarlas y acariciarlas, detenernos en la forma y tamaño de sus cuerpos, picos, crestas, patas, espolones, plumajes; diferenciar los machos de la hembras,  son vivencias que no se olvidan.
El gallinero es pequeño, a él se retiran las gallinas para poner los huevos tranquilamente, pero pasan el día en un amplio corral al sol, donde picotean y se mueven libremente. Para preparar su comida remojamos el pan duro, con agua y lo amasamos un poco con las manos… les encanta. También les dejamos hojas de lechugas, trozos de tomates, hierbas…
La ocas y patos viven en el estanque, nos embelesamos mirando los patitos que han nacido hace unos días, es precioso observar cómo su madre les enseña a nadar y a comer.
Hemos probado los huevos que recogimos de las gallinas, la yema es muy amarilla y están sabrosísimos. Ahora sabemos por experiencia propia, que  los productos ecológicos son muy beneficiosos para nuestra salud y la del planeta. Además es más ecológico y sostenible comprar los que se cultivan en nuestro entorno cercano.

Los otros animales, el tesoro de lo imprevisible

Cuando trabajamos en la huerta encontramos lombrices, mariposas de la col, o abejas, revoloteando por las flores; también vemos muchos pajarillos que vienen a alimentarse de los insectos, y sin saberlo nos ayudan a evitar las plagas. Como son muchos y a veces picotean los frutos antes de que maduren, hemos colocado en el centro un espantapájaros, así ahuyentamos a unos pocos. Hormigas, escarabajos, orugas de todo tipo aparecen mientras sembramos, escardamos, abonamos, regamos, cosechamos.

Encontrarlos es como descubrir un tesoro, que nos permite contemplar sus cuerpecitos, sus patas, sus antenas, sus alas,  sus colores, sus movimientos, la forma en que se alimentan, los lugares donde viven y se ocultan…a pesar de la gran curiosidad y las emociones que se desbordan, es importante contenerse, estar en silencio y mirarlos detenidamente para comprenderlos bien.

La huerta necesita de toda esta biodiversidad para mantener su equilibrio y permitir que el suelo y las plantas tengan buenos nutrientes. Así obtendremos productos ecológicos saludables y sabrosos.

En el bosque descubrimos lagartos, lagartijas, serpientes, ardillas, ciervos, zorros, jabalíes, aves… Algunos días en el cielo, por encima de las montañas, nos sorprende una pareja de águilas culebreras sobrevolando la sierra, con gran majestuosidad.

Nunca sabemos cuándo aparecerán, en cualquier momento puede surgir una oportunidad, nos gusta seguir sus huellas, detectar sus sonidos, identificar los restos que van dejando para facilitar encuentros imprevisibles. La sensación de no saber qué va a ocurrir es muy estimulante, es un reto reaccionar sin gritar, para que no huyan, acercarse con sigilo y mucho tiento para no hacerles daño si son pequeños y frágiles, ni alterar su hábitat, ¡qué emocionante!

Percibir, sentir y estar

En un mundo donde casi todo está mediatizado por la tecnología y las pantallas, donde la avalancha de imágenes reales o ficticias se suceden interminablemente, donde vemos, pero apenas estamos, ni sentimos; las experiencias en contacto con la realidad, con la naturaleza, potencian la apertura de los sentidos, nos permiten “estar” en el lugar donde ocurren los hechos y nos vinculan a la trama de la vida, aprendiendo a percibir con todo nuestro ser.

Desarrollar  todas estas capacidades sensitivas, cognitivas y físicas, promueve que nuestros niños y niñas  vayan definiendo su forma de ser y relacionarse con el mundo, construyan y modelen las personas que quieren ser. Autonomía, autoconocimiento, creatividad, capacidad de respuesta ante situaciones nuevas… todo ello opera en un contexto abierto, con vida, pues es la persona la que se confronta y se mide con lo que sucede en el exterior y en su interior, en un diálogo constante consigo misma

Pensamiento ecológico: la fragilidad, los equilibrios, las relaciones, lo límites…

Estas experiencias vitales en la naturaleza, contribuyen a generar y fortalecer el “pensamiento ecológico”: ideas, valores, principios que surgen de una comprensión sistémica del medio ambiente: de su biodiversidad, su organización, sus dinámicas y ciclos en constante cambio, de su fragilidad y sus límites… que los seres humanos sobrepasamos, con frecuencia, en nuestro afán consumista y depredador.

Crear vínculos con la naturaleza desde muy pequeños y entrelazarse en su red, es generar un conocimiento profundo de su funcionamiento y de nuestra posición en ella así, como un gran respeto hacia los hilos de la vida. Una conquista imprescindible, aún pendiente en nuestra sociedad.

(1)Querido Planeta. Huerto Alegre. Reflexiones sobre educación y medio ambiente.
(2) Canciones de la granja-escuela Huerto Alegre

Mª Luz Díaz Guerrero.

Licenciada en Psicología. Directora del Centro de Educación y Cultura Ambiental:  HUERTO ALEGRE. mluz@huertoalegre.com / www.huertoalegre.com